Lo que hay dentro importa porque el verdadero impacto ambiental no proviene de la bolsa, sino de los residuos que colocamos en su interior sin separar correctamente. Muchas veces, creemos que al juntar todo en una bolsa estamos “limpiando”, cuando en realidad solo estamos trasladando el problema.
Las bolsas plásticas son visibles en los vertederos y, por eso, suelen ser señaladas como las culpables de la contaminación. Pero si las observamos con atención, descubrimos que lo que contienen son restos mezclados: orgánicos, inorgánicos y reciclables sin distinguir. La contaminación surge de esa falta de separación, no del material que sostiene los desechos.

En un sistema de Economía Circular, las bolsas pueden tener una segunda vida si se integran al proceso adecuado de reciclaje. El problema aparece cuando los residuos dentro de ellas impiden que eso ocurra. Un solo envase con restos de comida puede inutilizar todo un lote de materiales aprovechables.
Separar los residuos antes de colocarlos en una bolsa es un acto de responsabilidad ambiental. Es reconocer que la limpieza no termina cuando cerramos la bolsa, sino cuando aseguramos que su contenido puede reincorporarse al ciclo productivo.
Lo que hay dentro importa; recuerda que la verdadera transformación comienza en casa, con acciones conscientes y sostenibles. En Inboplast, creemos que la educación y la participación ciudadana son clave para un futuro más limpio.
¿Ya separas tus residuos correctamente? Te invitamos a reflexionar y seguir explorando nuestras entradas sobre sostenibilidad y Economía Circular.

