Existen diversas consideraciones técnicas ambientales sobre el plástico. El criterio que debe tomarse para prohibir un bien es si éste causa algún daño directo a la salud pública o al medio ambiente.
La mera permanencia de los plásticos en el ecosistema no causa en sí los daños descritos. Muchos otros residuos sólidos, de otros orígenes, tienen periodos muy largos o indefinidos de degradación, como son los metales, materiales cerámicos, vidrios, entre otros.
Los materiales plásticos en el medio ambiente o sepultados en rellenos sanitarios, permanecen inertes. No lixivian hacia los mantos freáticos y no contaminan las fuentes de agua. No salinizan el suelo, no desprenden gases ni vapores tóxicos ni contaminantes.
Así pues, las consideraciones técnicas ambientales sobre el plástico no son debido a su naturaleza , sino a la mala disposición que los humanos hemos hecho durante décadas.
Imaginemos por ejemplo un plástico que bloquea una alcantarilla y con ello contribuye a las inundaciones. En este caso, es irrelevante que el plástico tarde 6 meses o 100 años en degradarse. El problema es cómo llegó ahí y cómo evitar que más plásticos terminen en las alcantarillas. Es, como decíamos, un problema humano.
Así, lo importante en las políticas de manejos de residuos es evitar que lleguen a sitios incorrectos en su disposición final. Esto representa un costo para el municipio y una pérdida de material potencialmente reciclable.
¿Qué podemos hacer? Separar nuestros residuos y encargarnos de que los plásticos lleguen a las plantas recicladoras.